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La protusión y hernia discal: diferencias y tratamiento

¿Hernia o protusión discal? A menudo surgen muchas dudas acerca de las diferencias existentes entre ambas patologías degenerativas. Por ello, en este artículo podrás conocer sus diferencias y los distintos tratamientos que se pueden llevar a cabo.

Introducción

¿Qué es un disco intervertebral?

Antes de conocer las diferencias entre la protusión y hernia discal, es importante entender qué es un disco intervertebral (DIV). El DIV es un tejido que no recibe vascularización y tiene poca cantidad de células. Está compuesto por 3 estructuras: el anillo fibroso fibrocartilaginoso, el núcleo pulposo central y las placas terminales cartilaginosas.

El anillo fibroso consta de 15 a 25 anillos concéntricos con fibras de colágeno, las fibras elásticas se encuentran entre los anillos, haciendo que el disco recupere su forma tras un movimiento como, por ejemplo, tras una flexión de tronco. El núcleo pulposo es una sustancia gelatinosa que contiene proteoglicanos (sustancia capaz de absorber agua).

Las propiedades estructurales que tiene son importantes para su buen funcionamiento. Su función es la de amortiguar y transmitir la carga que se genera en la columna, así como en la torsión, la flexión, la tensión y la compresión.

La degeneración discal

La degeneración discal es un proceso patológico que provoca una degeneración a nivel tisular, celular y molecular, lo que lleva a cambios importantes en la morfología y fisiología del disco y, en última instancia, a una disminución de su función, es decir, de su capacidad para soportar cargas de compresión.

La causa de este resultado es la predisposición genética: la edad, el estilo de vida (sedentarismo, tabaquismo, obesidad, síntomas depresivos, etc) y la carga mecánica no fisiológica (como coger peso en una mala posición o agacharse sin doblar las piernas). Todos ellos son factores que contribuyen a su progresión.

Dos tipos de patología discal: protusión y hernia

En cuanto a la patología discal, distinguimos dos tipos: la protusión y la hernia.

La protusión discal

Por lo general, esta degeneración es algo que se va produciendo poco a poco en el tiempo. Cuando el disco ha llegado a un punto en el que ya no es capaz de cumplir con su función correctamente comienzan a romperse los anillos fibrosos más internos, sin llegar a romper las capas más externas, llegando así a migrar el núcleo pulposo deformando el disco.

Se genera así un pequeño abombamiento del disco. Ese pequeño abombamiento puede darse delante, más lateral, posterior, o postero-medial, pudiendo según su localización y tamaño rozar la raíz nerviosa de ese segmento vertebral, produciendo en ese caso síntomas radiculares.

Este abombamiento del disco es lo que se conoce como protusión

La hernia discal

Si esta degeneración persiste y siguen degenerándose los anillos hasta romperse el último (el más externo), pasaría a llamarse hernia discal. En este caso, el núcleo pulposo saldría fuera del disco, pudiendo comprimir la raíz nerviosa o estrechar el canal espinal.

En la hernia discal, el núcleo pulposo sale fuera del disco a través de una fisura. 

Diferencias entre la hernia y protusión discal

Tratamiento de la protusión y hernia discal

Tanto en el caso de la hernia como en el caso de la protusión discal, la terapia manual ayuda mucho a reducir los síntomas que generan. Incluso, según el tipo de protusión que exista, podría llegar a revertirse.

En el caso de las hernias, hay algunas que han “venido para quedarse”, pero hay otras que, con el tiempo, ese núcleo pulposo se degrada y queda un espacio discal disminuido. Esta situación puede provocar un desgaste óseo, generando una artrosis facetaria o la aparición de picos de loro que podrían estrechar también el canal medular, pudiendo generarse una estenosis de canal, lo que también llevaría a síntomas radiculares.

En nuestra clínica de fisioterapia y osteopatía de Valencia tratamos las hernias desde una visión global, trabajando por un lado la readaptación a la carga mecánica fisiológica a través de ejercicios y concienciación corporal. Por otro lado, realizamos una terapia analgésica, con terapia manual, electroterapia, diatermia, neuromodulación no invasiva y neurodinamia, pero también desde una alimentación antiinflamatoria y de aporte de los nutrientes necesarios, ya que las células necesitan un suministro nutricional suficiente para el correcto funcionamiento y estructura del disco.

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