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Alteraciones en la excitación sexual y su tratamiento

El ciclo de la respuesta sexual se divide en la fases de excitación, meseta, orgasmo y resolución. En este caso, nos centramos en la fase de excitación para ver no solo en qué consiste, sino las alteraciones que se pueden dar y el tratamiento que podemos llevar a cabo para ponerle solución.

Antes de comenzar a leer...
Es importante que sepas que existen diferencias entre el hombre y la mujer en la fase de excitación. Mientras que el hombre se excita más rápido y a nivel visual, la mujer necesita algo más de tiempo y se suele excitar más a nivel táctil.

La excitación sexual a nivel fisiológico

Todas nuestras funciones están reguladas por el sistema nervioso vegetativo, dividido en dos partes: simpático y parasimpático.

Desde este punto, el deseo está regulado por el sistema nervioso simpático, y la excitación está regulada por el parasimpático, hasta el final de la excitación y el consiguiente orgasmo, que están regulados por el sistema nervioso simpático.

A nivel hormonal necesitamos que funcione bien, sobre todo el eje gonadal, suprarrenal y el eje tiroideo. Necesitamos buenos procesos hemodinámicos. Por ejemplo, la erección del clítoris o del pene necesita una buena vascularización en la esfera pélvica. Y, por último, necesitamos una buena síntesis de neurotransmisores como, por ejemplo, dopamina y serotonina (responsables de poner en marcha mecanismos a nivel cerebral y a nivel genital).

¿Qué debe suceder en la fase de excitación?

En el momento de la excitación sexual debe darse:

  • Un aumento de lubricación a nivel vaginal, se produce una verticalización del útero y la vagina se alarga y se ensancha
  • Hay cambios en la respiración
  • A nivel cardiovascular, hay un aumento de la temperatura
  • Se produce una relajación corporal

Es un momento en el que no hay que pensar, no tiene que haber miedo ni dudas y no racionalizar sobre el momento, ya que en caso contrario se activa el sistema simpático y no se da esa excitación.

A nivel anatómico, la musculatura del suelo pélvico juega también un papel importante, sobre todo la musculatura superficial. En las imágenes puedes observar los músculos superficiales del periné tanto femenino como masculino.

Músculos superficiales del periné femenino

Músculos superficiales del periné masculino

Disfunciones o alteraciones que dificultan la excitación sexual

En cualquiera de las fases de la respuesta sexual puede producirse una alteración o disfunción, que habría que valorar y tratar. En este caso, nos centramos en las alteraciones que se pueden dar en la fase de la excitación.

Disfunciones como consecuencia de la parte muscular

Comenzamos mencionando las disfunciones que pueden venir de la parte muscular.

El bulbocavernoso y el isquiocavernoso participan directamente en la excitación, y si encontramos hipertonías o hipotonías, veremos alterada tanto la excitación como el orgasmo.

Concretamente, el isquiocavernoso tiene una relación directa con el clítoris, pues en el momento de la excitación lo va a fijar y va a ayudar a generar una congestión de los cuerpos eréctiles, provocando así la erección del mismo. Lo mismo sucede con el bulbocavernoso, pues si te fijas bien en la imagen de arriba, se observa cómo el músculo se encuentra justo encima del cuerpo del clítoris. Y en el caso del hombre, sucede lo mismo.

Alteraciones provocadas por el sistema nervioso vegetativo: estrés

La alteración del sistema nervioso vegetativo (simpático, parasimpático) se puede dar, por ejemplo, por estrés. De esta forma, el sistema simpático se encuentra más activo que el parasimpático. Y tal y como hemos mencionado anteriormente, la excitación la regula el parasimpático, por lo que podríamos encontrarnos en una situación en la que el deseo sexual aparece, pero no llegamos a excitarnos.

Si estamos más deprimidos, y el parasimpático estuviese más activo que el simpático, podríamos no tener deseo sexual, o en el momento de la relación sexual, no llegar al orgasmo. Y en este punto, de rebote, el estrés podría provocar un desajuste en el eje tiroideo y en el eje suprarrenal.

Alteraciones hormonales

Todos los factores son muy importantes, pero el hormonal sería casi el más importante de todos.

En el momento en el que el estrógeno baja, habrá una afectación directa sobre la mucosa vaginal y, por lo tanto, en la lubricación (serían la menopausia y la lactancia materna las causantes de bajar los estrógenos).

Alteraciones a nivel vascular: el estreñimiento

Si vamos estreñidos o tenemos mucha tensión a nivel del diafragma torácico, habrá una alteración a nivel vascular. El estreñimiento dificulta la vascularización a nivel abdominal y de la esfera pélvica, y el diafragma puede provocar una compresión a nivel de la aorta abdominal.

Alteraciones a nivel farmacológico

Es importante resaltar que a nivel farmacológico también podemos ver alterada nuestra respuesta sexual. Algunos de los fármacos que influyen en esta fase de excitación son: antihipertensivos, priscoactivos, cardiovasculares, antiácidos y estomacales, estatinas, hormonas sintéticas (también incluidas las anticonceptivas), tamoxifeno e inhibidores de la aromatasa.

Tratamiento de fisioterapia para solucionar la falta de excitación sexual

Tras una valoración completa y una buena anamnesis personalizada, la fisioterapia de suelo pélvico puede poner solución a estas disfunciones en la fase de excitación. Gracias a este tratamiento, podremos:

  • Mejorar el tono muscular del suelo pélvico. Esto ayudará a mejorar la mucosa vaginal, con terapia manual, con radiofrecuencia/diatermia y mediante la realización de ejercicios. Trabajando la musculatura conseguiremos también mejorar la funcionalidad del clítoris.
  • Mejorar la vascularización de la vagina, mejorando así el aporte sanguíneo, aumentando la oxigenación de los tejidos, el aporte de nutrientes y el aporte hormonal necesario.

Es importante resaltar que en el caso de la mujer se le enseña que, según el momento a nivel hormonal en el que se encuentre, va a ser fisiológico que la excitación sexual no llegue a sus puntos de referencia.

De la misma forma, se puede llevar a cabo un tratamiento conductual, trabajando los pensamientos negativos y los miedos que se puedan tener, o ver qué es lo que está provocando que no lleguemos a excitarnos. Y lo ideal sería trabajar con un/a sexólogo/a para abordar este tema.

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